Es una cultura que necesita de un conocimiento previo profundo de la otra parte. Deben saber de la otra parte: quién y cómo es, esto incluye: su origen, su familia, antepasados, estudios, trayectoria laboral. Pero también están dispuestos a facilitar esta información.

Es muy importante ser invitado o presentado por un conocido mutuo. Consideran prioritario hacer negocios con los amigos y necesitan por esto construir una relación entre ambas partes. Para lo que tomaran el tiempo que haga falta. Por otro lado su concepción del tiempo hace de la impuntualidad una falta leve.

No recibirás de ellos una negativa directa, su concepto de la etiqueta les impide dar un contestación negativa. Eso no supone que acepten lo que les propones solo que lo tendrán en cuenta. De la misma manera ven como un insulto o una falta grave de respeto que les corrijan o critiquen en publico. Si has de hacerlo hazlo en privado y de una manera muy maquillada. Son terriblemente susceptibles.

Las creencias religiosas marcan las negociaciones hasta el punto de que la autoconfianza y exceso de seguridad lo consideran soberbia e incluso blasfemo. Hay un uso frecuente de la expresión: insh’allah (si Dios quiere).

Les gusta ser generosos y que se les trate de igual manera, es una norma ser extremadamente amables con sus huéspedes. Gustan de los halagos y reconocimientos públicos.

A pesar de los avances realizados prefieren no negociar con mujeres.

En los almuerzos no presentes ni vino ni comidas compuestas por cerdo.

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