La presidenta Cristina Fernández de Kirchner, que ganó la reelección el 23 de octubre, está obligando a los vendedores de autos fabricados en el exterior a convertirse en exportadores de todo, desde biodiesel hasta agua embotellada, a cambio del acceso a un mercado automotor que está creciendo un 30 por ciento anual.

Porsche prometió realizar envíos de vino de los viñedos familiares en las montañas andinas a cambio de permisos para traer sus costosos autos a Argentina.

En acuerdos similares con el gobierno, el representante de Mitsubishi Motor Corp. deberá exportar maníes, en tanto que los Subaru importados se combinarán con ventas de alimentos para pollos que se enviarán a Chile.

Argentina introdujo el programa en marzo para impulsar la exportación, aumentar la inversión en la industria local y apuntalar las reservas del banco central local. El gobierno pronostica que el superávit comercial se contraerá hasta US$8.600 millones el año próximo desde US$12.100 millones en 2010.