Exportación del aceite de oliva.
Como empresa que exporta aceite de oliva, debemos concebir como vital un plan de exportación que determine los pasos a seguir para hacerlo con éxito. España es el líder mundial en la producción de aceite de oliva y en los últimos años ha dado un fuerte impulso a su comercialización exterior por la situación del mercado doméstico, entre otras causas. El aceite de oliva de nuestro país está de moda en el exterior, y es un tirón que debemos aprovechar en el camino hacia el crecimiento y la máxima rentabilidad de nuestra empresa.
Así, exportar nuestro aceite de oliva se convierte en una alternativa muy viable por el éxito de este producto en el exterior. Además de tratarse de un alimento clave en la dieta mediterránea es estratégico en términos económicos, llegando ya a 90 países. Desde octubre de 2013 hasta el 30 de junio de 2014, las exportaciones de aceite de oliva español rozan las 800.000 toneladas según datos de la Agencia de Información y Control Alimentario del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. Así las cosas, las exportaciones de aceite de oliva suponen un 42 % más de la media de las últimas cuatro campañas, y un 83% más interanual.
La previsión es que el sector seguirá creciendo en el exterior ante el gran potencial del producto, así que se presentan opciones para consolidar el producto en mercados tradicionales y abrirse hueco en otros países. Exportar abre un mundo de posibilidades para nuestra empresa, pero requiere paciencia y asegurar cada uno de los pasos que forman parte del proceso.
En nuestro plan de exportación reflejaremos, por escrito, toda la información referente a la situación interna de nuestro negocio, sus capacidades, desafíos, oportunidades y amenazas, pero también la situación de los mercados que pretendemos alcanzar y también la normativa básica necesaria para exportar aceite de oliva, que variará teniendo en cuenta si se trata de exportar a la Unión Europea o a otros países.
Entre los documentos a tener en cuenta en la exportación de nuestro aceite de oliva, debemos contar con un número de registro de operador intracomunitario. La exportación de bienes está exenta de IVA y para ello las facturas deben contener el código de operador intracomunitario del comprador y vendedor. También debemos contar con la clasificación de las mercancías en el arancel de aduanas, un documento que asignará a las mercancías un código del arancel integrado de las Comunidades Europeas.
Por otro lado, las tarifas arancelarias suponen un gasto que variará en función de las mercancías y el mercado al que exportemos (por ejemplo, en el caso de hacerlo dentro de la Unión Europeo, éstas están exentas de cualquier restricción comercial o derecho aduanero). Conviene saber además, que los documentos comerciales que deben acompañar a la exportación de aceite de oliva son la factura proforma, la factura comercial, la factura aduanera y el packing list y que estamos obligados a declarar el tráfico de mercancías entre países de la Unión Europea.
Asimismo, en la exportación de aceite de oliva son necesarias las certificaciones de distintos organismos; de una parte, el certificado de exportación o de fijación anticipada, que autoriza a exportar la cantidad indicada del producto durante su período de validez y de otro el servicio oficial de inspección, vigilancia y regulación de las exportaciones, que es un documento de control e inspección de productos alimentarios que garantiza sus normas de calidad. A estos hay que sumarles los certificados sanitarios correspondientes.
Otro aspecto de gran importancia en la exportación de aceite de oliva es el régimen jurídico que rodea los contratos. Contar con el asesoramiento de profesionales es fundamental para garantizar la legalidad de cada uno de los pasos de nuestro plan de exportación así como para solucionar los posibles conflictos y problemas que puedan derivarse del proceso.